La silueta de un rascacielos un tanto especial se aprecia en el horizonde de Pyongyang, la capital de Corea del Norte.
Ese rascacielos tiene una grúa en la parte superior que lleva situada en ella desde 1992, cuando se decidió abandonar el proyecto.
El Ryungyong, que así se llama este sucedáneo de hotel, ha costado él solito el 2% del PIB de Corea del Norte, con la mayor gracia de que no se puede reemprender su construcción, pues los expertos aseguran que el hormigón empleado no cumple los márgenes de seguridad establecidos, es decir un montón de dinero tirado a la basura.
La construccíon del edificio comenzó como respuesta a la construcción de un hotel en Corea del Sur, pero en plena guerra fría, los retrasos y problemas con los materiales empezaron a disparar el presupuesto proyectado, que acabó como un montón de hormigón inservible que se eleva hasta una altura de 330 metros (105 plantas).
Pero no penseis que el despropósito del régimen coreano acabó ahí, posteriormente se decidió gastar otra importante suma de dinero para lavarle la cara al rascacielos, empleando pintura y cristal, mientras sus habitantes mueren de hambre,
Y todo para nada, pues no se podrá utilizar nunca.
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